
21 Feb ¿QUÉ SON LAS CREENCIAS LIMITANTES Y POR QUÉ TE PERJUDICAN?
Bienvenida a uno de los temas que más me apasionan desde hace años, cómo ideas que hemos asimilado desde pequeños, a base de oírlas una y otra vez, acaban arraigando en nuestro ser e influyen en nuestra felicidad y autoestima.
Desde que era bien joven aprendí de mi padre, también terapeuta, que nuestra mente es muy poderosa. Con esta idea en mi mente comencé muy temprano a plantearme por qué me ocurrían ciertas cosas y cual podría ser el impacto que estaban teniendo mis creencias en la realidad que estaba experimentando.
A los 14 años comencé a leer a la maestra Louise L Hay, primero su libro best seller “Usted puede sanar tu vida”, seguido de “El poder está dentro de ti”, aquello que mi padre siempre me decía, también estaba allí escrito. Y desde entonces, el tema de las creencias limitantes, ha sido una de mis pasiones.
¿Sabes lo que es una creencia limitante y cómo te está afectando?
A mi me encantó saberlo y transformó mi vida, así que estoy feliz de que hablemos sobre ello.
Una creencia limitante es una idea que hemos adquirido a lo largo de la vida que condiciona nuestro bienestar, nuestra abundancia y la percepción de la realidad y de nosotros mismos.
Desde que somos muy pequeños escuchamos cosas de nuestros padres y los que nos rodean, y dada nuestra inocencia, nos las creemos sin cuestionarlas, independientemente de si son buenas o malas, verdad o solo una interpretación de la vida.
Otras veces no son cosas que hemos escuchado, sino la forma en que vivimos o sentimos ciertas situaciones, que nos hacen tener una concepción concreta sobre ese suceso.
No puedes hacerte una idea de la importancia que tiene identificarlas para poder cambiar a una nueva creencia más constructiva, que nos potencie y libere.
Hoy te voy a dar un par de ejemplos de personas que acudieron a mi consulta porque estaban sufriendo, sin saber que la principal causa de sus problemas eran las creencias limitantes. Unas creencias que estaban en sus subconscientes saboteando su vida y bienestar.
Ejemplo 1.
Una mujer de 55 años, inteligente, trabajadora, casada y con 2 hijos, que aparentemente tenía todo lo que quería para sentirse feliz, empezó a visitarse conmigo porque se sentía desmotivada y triste y no sabía por qué.
Al comenzar las sesiones nos dimos cuenta que gran parte de su malestar venía dado porque ella no se daba tiempo para sí misma. Resultaba que cada vez que salía de compras sola o con alguna amiga…cuando volvía su marido la estaba mirando mal, enfadado o se hacía la víctima haciéndola sentir que lo había dejado solo o que algo le dolía.
Al indagar descubrimos que cuando era pequeña ella era la mayor de varios hermanos y cada vez que quería pasarlo bien y jugar, su madre le hacía sentir muy mal por no ayudar en casa o por no estar cuidando todo el tiempo de sus hermanas. En esas ocasiones le decía que era “egoísta y mala”, exactamente igual que se sentía con su marido.
En su mente cuajó la idea de que divertirse, ser libre y no estar más pendiente de los demás que de sí misma era de personas egoístas y malas, motivo por el cual ella ya no hacía nada hacía tiempo que no fuese trabajar y cuidar o pensar en los otros.
Normal que su ser se quejase y estuviese desmotivada ¿verdad?
Ejemplo 2:
Hace un par de meses empecé a trabajar con un hombre de 30 años que no conseguía estar bien con su pareja.
Empezamos por analizar los conflictos con su pareja, y nos dimos cuenta que la mayoría de las discusiones eran por el mismo motivo, porque cada vez que su pareja le pedía algo, él optaba por no escucharla o no hacerle caso o hacer justo lo contrario.
A medida que fuimos avanzando y después de varias sesiones, descubrimos que él tenía una percepción errónea del rol del hombre y la mujer en una relación de pareja, a raíz de su particular visión de la relación entre sus padres. Para él, su padre es un “pusilánime” por hacer siempre lo que quiere su madre, a la considera una manipuladora. Esta creencia hacía que mi paciente, sin darse cuenta, siempre reaccionara rebelándose cuando le pedían algo, porque lo vivía como si fuera un mandato y le hacía sentir un pobre hombre sumiso, que hace todo lo que quiere su mujer.
En este caso, él creó una idea en su mente que no tenía por qué ser verdad, interpretó una situación sin saber los motivos por los que su padre complacía a su madre. Puede que la manera de actuar del padre nazca desde su propia libertad, porque ama a su mujer y hacerla feliz le satisface. Y aunque no fuese así, y su padre realmente fuera una persona sumisa, que nunca hace lo que quiere, eso no significa que escuchar y ayudar a la mujer que amas sea ser un sumiso y un pusilánime. Tampoco quiere decir que cuando su pareja le pida algo sea una manipuladora.
Liberar estas creencias es totalmente necesario porque de no hacerlo será muy difícil que pueda mantener una buena relación con esta pareja o con cualquier otra mujer.
Como ves la cantidad de creencias limitantes que podemos haber adquirido son ilimitadas y sus consecuencias negativas pueden tomar muchas formas a la hora de sabotear nuestra vida.
En el próximo artículo os daré un par de ejercicios de mi “ Método Belove” para contrarrestar las creencias limitantes que apliqué en estas personas y que han tenido magníficos resultados.
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