27 Jun ¿A qué hago referencia cuando hablo del niño interior?
Uno de los trabajos que más me han ayudado a mí personalmente y a cientos de personas en mi consulta es, sin lugar a dudas, el Inner Bonding o sanación del niño interior.
Muchas personas me preguntan a qué se refiere, otros me dicen que ellos tuvieron una buena infancia, así que no lo necesitan o también me encuentro con personas que son muy racionales y les cuesta integrar este concepto.
Verás, nuestro niño interior representa nuestro subconsciente. Nuestro cuerpo y emociones y se ve representado con el arquetipo de niño porque muchas de las cosas que sucedieron cuando éramos pequeños son justamente las que permanecen guardadas en nuestro subconsciente, afectándonos sutilmente pero poderosamente.
La mayoría de las cosas que pensamos, nuestras reacciones, patrones, formas de ver la vida y sentirla las traemos desde nuestra niñez, ya que en aquellos momentos no teníamos recursos ni la habilidad para cuidar de nosotros mismos, para entender lo que ocurría realmente o para gestionar situaciones que les ocurrían a los adultos que nos rodeaban. Esas vivencias y experiencias nos las tomamos personalmente aunque en la mayoría de los casos no tenían nada que ver con nosotros y hoy en día, mantenemos ciertas conductas y actitudes asimiladas en la infancia con nuestros amigos, parejas, jefes…
Sobre todo teniendo en cuenta que nuestra figura adulta se ha nutrido de los adultos que nos cuidaron, ha tomado ejemplo de ellos. Además, en varias ocasiones, ha ejercido el papel de juez o gran crítico con nosotros mismos, sacando a la luz aquellas veces en las cuales cometimos errores y nos dijeron que eso estaba mal, que nos reclamaron que en vez de actuar como lo habíamos hecho, “deberíamos haber hecho…”. En definitiva, muchas veces es un adulto exigente, hipercrítico y duro, que en vez de ayudar al cambio limita y bloquea nuestro avance y desarrollo.
Así que cuando trabajo con el niño interior lo que hago es enseñar a la persona a tener un adulto funcional y amoroso para este niño que a veces está herido o se siente inseguro, solo, no amado, triste o aburrido de tantos “tengo que” y lo que hacemos es aprender a escucharnos profundamente a nosotros mismos, a ese niño que necesita ser entendido, apoyado, valorado, respetado, cuidado y la mayoría de las veces no lo es.
Cuando lo hacemos la persona se siente más llena de amor por sí misma, más segura, tranquila, conectada, inspirada, apoyada, libre, independiente…y feliz.
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